domingo, 16 de enero de 2011

Novelas que provocan pesadillas

Para mi el objetivo último de la literatura siempre ha sido el entretenimiento, pero hay veces en las que caen en tus manos ciertos libros (Dostoysevski, la trilogía de Primo Levi, Historia natural de la destrucción de Sebald, Desgracia de Coetzee, etc, etc) en los que el disfrute que obtienes de ellos es muy relativo. Cuando uno de esos libros te atrapa eres incapaz de dejar de leerlo durante días, pero esa especie de adicción al horror humano que presentan nunca me atrevería a llamarla entretenimiento.
Me he dado cuenta de ello este fin de semana, cuando me he encontrado sufriendo pesadillas a cuenta del último libro que he finalizado, una maravilla que encontré de casualidad mientras L. dormía y C. disfrutaba seleccionando cuentos que luego apenas hojea: Sukkwan Island, de Robert Vann. El libro evoluciona a lo largo de los siguientes calificativos: entretenido, inquietante, angustioso, sorprendente (a mitad del libro tiene uno de los momentos de la literatura) sobrecogedor, opresivo, acojonante.

Buey de mar a la J.

Pochar cebolla y ajo bien picado. Añadir vino blanco (dejar que se consuma) un par de cucharadas de salsa de tomate (del bueno) una pizca de mostaza (no pasarse, que si no queda muy dulzón) pimienta, sal y el buey de mar bien desmenuzado. Añadir la mezcla en una fuente, cubrir con pan rallado, una pizca de margarina y gratinar.

viernes, 7 de enero de 2011

Cinco estrellas

Además de la inevitable hoja excel, utilizo Librarything como repositorio de libros leídos (no me aporta demasiado a lo que ya me da la excel, pero es mucho más bonito, qué duda cabe) La página te permite puntuar los libros con un código que va de una a cinco estrellas, medias estrellas incluidas. Puntuar un libro o cualquier cosa, siempre me ha resultado muy difícil, por lo que la curva de mis puntuaciones no debe ser muy distinta de la típica campana de Gauss, con las tres estrellas en el eje central: libros que no me vuelven loco, pero de los que no me arrepiento haber invertido un pedazo de mi vida en ellos. De todas formas, lo más interesante, lo memorable está en las colas de las campana, esos tan infames que me han merecido una o dos estrellas (pocos, porque es raro que llegue a terminar un libro que pueda catalogar así) y, sobre todo, los cinco estrellas: esos libros que han abierto ante mí una perspectiva literaria desconocida, los causantes de que siga y siga leyendo, creo que empujado principalmente por la continua esperanza de encontrarme con uno de ellos. Hasta el día de hoy mi lista de patas negra era bastante típica:

  • Don Quijote de la Mancha
  • Cien Años de Soledad
  • Ébano (vale, este no es nada típico)
  • La Montaña Mágica
  • La Tierra Convulsa
  • Conversación en la Catedral
  • Guerra y Paz
  • La Fiesta del Chivo

Hoy estoy de enhorabuena, porque añado uno más a la lista:
-La guerra del fin del mundo.
En algún sitio leí que un maestro de la literatura era aquel que dejaba a la posteridad al menos una obra maestra, y que escritores como Vargas Llosa, capaces de dejar hasta tres, se salen de todo baremo. Estoy de acuerdo.
Un final inolvidable:
-Lo subieron al cielo unos arcángeles -dice, chasqueando la lengua - Yo los vi.

jueves, 6 de enero de 2011

Belleza de los chopos

Los dorados candelabros se han convertido en elegantes fantasmas firmes en la niebla del amanecer.

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