jueves, 8 de noviembre de 2012

Otra vez la modesta y secreta complejidad


Otro proyecto de paisajismo en el que los diseñadores han sabido explotar la belleza del lugar. Me viene a la cabeza la imagen de dos arquitectos corriendo para subirse a la carrera a un tren desbocado y tomar los mandos de la locomotora. Aquí el tren es el paisaje del condado de Columbia, en el estado de Nueva York, y los movimientos de las palancas (o lo que sea con lo que se conduzca una locomotora) resultan en palabras de los autores en un "proceso de tallado topográfico con restauración".
Rees Roberts + Partners es una firma (ya la hemos visto aquí) que nació del departamento de paisajismo e interiorismo de la firma de arquitectura Steven Harris LLP. Las dos firmas aún comparten oficinas, proyectos y hasta diseño de su web, y de hecho esta casa parece ser la casa de fin de semana de Steven Harris y Lucien Rees Roberts. Para restaurar y tallar la veinte hectáreas de parcela contaron con la colaboración de Margie Ruddick. El resultado es un paisaje espontáneo y minimalista donde no encontramos huellas del diseño. 
El paisaje ondula alrededor de la casa de dos módulos levantada en la cima de una colina. La casa es una adaptación de un estilo tradicional al modernismo, o al menos a mi por un lado los dos edificios no dejan de recordarme al granero que Harrinson Ford y una comunidad Amish construían en la película Único Testigo y por otro me parecen tremendamente modernos. Alrededor de la casa, las zonas humanizadas son un campo de croquet de césped artísticamente segado, un hoyo para el fuego en medio de una zona de estar con bancos de hormigón y piedra y una terraza sostenida por muros de piedra local y alfombrada con tomillo. Anchas puertas de cochera permiten a las dos estructuras gemelas abrirse a estas zonas exteriores y las ventanas enmarcan todo el paisaje, y muy especialmente el espectacular camino de acceso. 
Porque en el exterior, el paisaje se articula alrededor de un camino de pizarra triturada que serpentea haciendo que la casa aparezca y desaparezca de la vista a medida que te aproximas a ella. En la zona inferior de la parcela se excavó un claro y se construyó un dique para retener el agua de un arroyo natural y dar lugar a un bioestanque. Los alrededores del estanque se replantaron para integrarlo en la naturalidad de toda la composición. Para su disfrute se creó una playa de rocas y una zona para el baño. Al final han generado un hábitat excelente para multitud de especies salvajes. El resto de la parcela son prados naturalizados con manzanos, bosquecillos de árboles autóctonos y plantaciones de flores y hierbas silvestres que parecen haber estado siempre ahí. Todos los elementos, el estanque, el bosquecillo natural, el huerto de manzanos, el campo de croquet y el hueco para el fuego, se entrelazan por caminos cuidadosamente planeados y sencillamente ejecutados mediante la simple siega de la hierba. En palabras de los autores: "La consistencia del lenguaje de diseño minimalista - caminos de hierba, muros de piedra, asientos de hormigón - crea una sensación de continuidad a través de todo el emplazamiento". Y al final, una vez más, la modesta y secreta complejidad. 






















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